Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.
Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA
(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro
Comentario
Capítulo 80
Trata en este capítulo como los mexicanos fueron contra los pueblos de Xoconuchco y Xolotlam y maçateecatl y Ayotlan, quatro pueblos grandes, y puestas a la suxeçión y corona del ymperio mexicano
Pasados algunos días los naturales de los pueblos rrezién ganados de Tecuantepec, Xochtecatl, y Amaxtlan y Tlacuilulan, Acapetlahuacan fueron suxetos a la corona mexicana, para aber de cumplir y dar su tributo de oro y pedrería rrica, plumas anchas, se juntaron los tratantes de estos pueblos, mercaderes nonbrados oztomeca (harrieros), fueron a este rresgate a los pueblos desbiados de los suyos, todos costeanos, naturales de la costa de la mar. Confederados todos estos para el cumplimiento de su tributo para la corona mexicana, fueron a Xolotlam y a Oyotlam, Maçatlam, Xoconuchco. Llegados a estos pueblos, se juntan tre ellos e les dizen: "Y bosotros, ¿qué queréis en nros pueblos? ¿No soys bençidos y basallos de los de Culhuacan, mexicanos, que por buestro bençimiento emos perdido nosotros? Agora abéis todos de morir, que nenguno a de quedar". Y con esto, los mataron. Y dos moços de ellos se escaparon y binieron notiçia a sus tierras y de allí bienen a Mexico Tenuchtitlan a dar abiso del susçeso hecho de sus basallos los mercaderes, tratantes. tendido por Çihuacoatl, fuese al palaçio del rrey Ahuitzotl y contádole todo como abía pasado el propio o propios mensajeros al rrey, preguntó Ahuitzotl que quántos eran los pueblos tal destruiçion hizieron sus basallos. Dixeron que eran Xoconuchco y xolotecas y ayotecas y los maçatecas. Oydo por Ahuitzotl, dixo que biasen luego a dar abiso a los rreyes de Aculhuacan y tepanecas para luego diesen orden de juntar sus campos para esta guerra contra aquellos crueles y malos costeanos. Dixo Çihuacoatl hera muy bien ansí, luego hizo llamar a Cuauhnochtli, dixo que hiziese juntar luego a todos los pren [110r] prençipales para fuesen con baxadas a los pueblos comarcanos a dar abiso se junte y haga campo cada uno dellos breue tiempo. Tomado abiso, los mensajeros partieron luego al rey de Aculhuacan y al de tepanecas, los quales mensajeros llegaron a los rreyes, explicada la baxada, dixeron la obedeçian y en su cumplimiento que luego aperçibirían su campo y matalotaxe con la breuedad posible. Lo mesmo rrespondió el de tepanecas y los baxadores fueron bien rresçibidos y se les dieron rropas según hera uso y costumbre entre los rreyes a los tales baxadores. E luego fueron a todos los pueblos comarcanas y montañeses, otomís, de todos los pueblos sujetos a la corona mexicana, de manera que en ocho días naturales fueron mensajeros a todos los pueblos con abiso. De que fueron bueltos los mensajeros, hizieron luego llamar a todos los capitanes prençipales mexicanos, dieron orden para la gente mexicana se aperçibiesen, començasen adereçar armas de ychcahuipiles, rrodelas, espadartes de muy agudos pedernales y nabanjas. Llegados los dos rreyes a Mexico Tenuchtitla, fueron a hazer rreuerençia a los rreyes Ahuitzotl y a Çihuacoatl. Después de les aber explicado el caso y causas de la guerra, llamó al mayordomo mayor (Petlacalcatl), dixo truxese dibisas y armas muy rricas con mucha y muy preçiada plumería y espadartes de muy agudos pedernales y nabanjas y dádoselo a los rreyes, les dieron a cada çinco cargas de mantas de todo género y bestidos prençipales. Abiendo rresçibido estos presentes, fueron despedidos para yr priesa a sus campos conforme abían dexado mandado, con sobra de todo género de matalotaje, para el camino largo como era, para los costeanos de Soconuzco y Cozcatlan y los demás pueblos, según queda dho arriba. Y los mexicanos a gran priesa adereçar armas fuertes y cotaras, y los mançebos, y comida mucha, los mançebos yban a los barrios cada día al exerçiçio de las armas a la scuela de armas, telpochcalco, adonde los achcacauhtin les sayaban con balerosos ánimos las maneras de conbatir. Dan luego abiso a los prençipales mexicanos Tlacateeccatl, Tlacochcalcatl, Hezhuahuacatl, Tezcacoacatl, Tlilancalqui, Tocuiltecatl, Cuauhnochtli, Atlixcatl, dízeles Ahuitzotl: "Mandan comiençen a caminar los de los pueblos lexanos con la delantera, que nosotros yremos como rretaguardia, los mexicanos". Començando a caminar los pueblos, mdó luego Ahuitzotl mouer su jente por delante y el carruaxe, por lleuar los prençipales a la persona y personas de los rreyes en medio. Y así, començando a caminar, llegaron a hazer noche a Chalco, abiendo dexado mandado que nenguno quedase Mexico, por ser negoçio de mucha ymportançia, y a la buelta boluiesen, al que hallasen que por negligençia no fue le abían de enpozar y a palos matarlo aunque más prençipal fuese, saluo los biexos y niños y saçerdotes y perfumadores de ynçensarios (tlenamacaque). Llegados a Chalco, le salieron a rresçibir los de Chalco al rrey Ahuitzotl en Cocotitlan. Después de le auer saludado con muchas cariçias, le dan mucho género de rrosas, flores, perfumadores y danle de comer de todo género de comidas y cacao, y el aposento, dormitorio de los tres rreyes paramentado de muy rricas y galanas mantas, y sus aposentos calados y braseros con lumbre y carbón por el frío que allí haze por estar al pie de la Sierra Neuada y bolcán. E otro día, al despedirles, dixo: "Mirá, [110v] hermanos y señores, que abéis de yr comigo y en guarda de nras personas, como tan balerosos hombres como sois, y buestro campo baya adelante". Y en todos los pueblos que llegauan le hazían solenne rresçibimiento con sobra de comidas. Llegado el rrey a Guaxaca, le rresçiben como a tal su rrey y señor. Tras ellos binieron los prençipales de la costa fueron agrabiados sus basallos y amigos, y abiéndole hecho grande ofresçimiento con presentes costosos y de gran balor, descansados allí dos días del camino, queriéndose partir, le presentaron muy rricas diuisas, rrodelas, espadartes, plumería abentaxada, de ellas para las rrepartiese tre los rreyes. Binieron los de la costa y le dixeron a Ahuitzotl: "Señor y rrey nro, beis aquí lo que an allegado uros basallos de estas rricas armas y diuisas conbinientes a la persona rreal ura". Y abiendo bisto la suprema rriqueza de los costeanos, con liçençia de Ahuitzotl tomaron la mano y hablaron, con rrendirles las graçias los prençipales mexicanos. Hizo llamar a los prençipales de los dos rreyes, dióles y rrepartióles de las armas, dibisas rricas porque les pertenesçia como a tales baledores de la corona mexicana. Otro día dixo Ahuitzotl a Tlacochcalcatl que abisase a todos los prençipales yban derechos a parar a Tecuantepec y allí rreformarían y conçertarían su campo. Oydo todos, començaron luego de caminar y cada pueblo de por sí marchauan por su orden y en llegando al dormitorio, lo yban delateros hazían con toda breuedad buhíos para el rrey y para todos los prençipales, en cada un pueblo su cuidado. Benían luego las comidas y çenas conforme trayan sus mayordomos de sus pueblos y comunidades. Llegados a Teguantepec, les salen los prençipales a rresçibir los más abentajadamente que ellos pudieron y, trados su pueblo, rreposaron buenos palaçios, lleuándolo los prençipales del pueblo con un palio muy grande todo de rrica plumería, que jamás tal bieron. Començáronle luego a presentar el tributo heran obligados, de más supremo balor que ellos alcançaron tener, y todo género de armas y diuisas de muy gran rriqueza, con lunas de oro en las rrodelas y las diuisas. Pusiéronle luego su señorío, llaman teocuitla yxcuaamatl, s una media mitra de papel senbrado de mui rrica pedrería de balor. Otro tanto de armas dieron a todos los prençipales mexicanos, y los asentaderos todos de cueros de tigueres adobados, como quier tierra de más tigueres que allí no los ay a la rredonda de toda la Nueua España, por eso ansí yntitulado el nombre del pueblo, Teguantepec, silletas, colchones para dormir de los propios y mantas de pluma negra y blanca, sirben de fraçadas, llaman yhuitilmatli. Habláronle otro día al rrey que aquellos presentes eran de los quatro pueblos suyos, Teguantepec, Yzhuatlan, Xochitecas, Chiltepec, Amaxtlan, e les dixo Ahuitzotl que se aperçibiesen con toda la breuedad posible, que nenguno quedase los pueblos, pues era para yr a tomar bengança de los traidores, matadores crueles. Llegados a los puertos y sujetos de los enemigos llamado Maçatlam, hazen allí fuertes y tiendas, buhíos muy rrezios, fuertes, y toman luego la diuisa del rrei de preçiada [111r] plumería del rrey Ahuitzotl, hera un cuaxolotl de oro muy luçido, ençima de la tienda y xacal del Ahuitzotl le ponen por señal estar y rresidir allí el rrey Ahuitzotl. Y a la rredonda de la tienda pusieron sus tiendas todos prençipales mexicanos y cada un pueblo les fueron señalados sitios, lugares, para si algún rrebato les diesen los enemigos acudiesen a fauoresçerle luego. Otro día mandó el rrey Ahuitzotl que todos los prençipales de cada un pueblo animasen a sus soldados y basallos dándoles berdaderas esperanças del bençimiento de los enemigos, posponiéndoles delante el poco ser y balor de ellos y lo mucho que an de ganar y las miserias, lástimas, pobrezas que sus tierras tienen y pasan, obligándolos a tener y poseer rriquezas para siempre. Y abiéndolos animado a todos los pueblos a cada uno por sí, otro día acometen tan balerosamente al pueblo de Maçatlan llegado medio día era acabado de destruirle todo, y los biexos, niños, mugeres se huyeron a los ásperos montes y quebradas, que allá no les faltó trabaxos de tantos animales, y la gente que allí murieron, por allí tierra cálida y de tanto número de animales. Dan otro día tras de ayotecatl y quedó tan destruido que no ubo con quien pelear. Y ban luego a Xolotlan, por lo consiguiente. E juntados todos los pueblos de los costeanos uno, dixeron los de Xoconochco: "Ya nosotros tenemos nra culpa y meresçido, que por nosotros an muerto la multitud de tanta gente de nros quatro pueblos y acabarán de morir tantos biexos y biexas, mugeres, niños, por aber muerto a sus basallos de Culhua y de las otras costas, sus basallos; y tenemos gran culpa dello. ¿Qué podemos agora hazer ni dezir sino que nos conformemos todos quatro pueblos y les rroguemos con la paz ofresçiéndonos por sus basallos y tributarios? Y ansí escaparán las bidas tanta suma de biexos, biexas, mugeres, niños". Conformados todos, determinan de biar su mensajero a los mexicanos.